viernes, 20 de junio de 2008

Me gustó leerlo

MEDITACIÓN CON MI PERRO

Ser otro Cristo…
No sé, yo me reconozco mejor como si fuera, más que hija y más que hermana, perra de Dios. Chucho fiel.
Cual es mi perro para mí, ¿así seré yo para Él? ¡Ya sería bastante! Y ya quisiera…

Mi perro es fundamentalmente independiente, pero uno conmigo en tanto que nos sacrificamos mutuamente el uno por la otro…casi sin medida.
En el campo (mundo exterior) solamente quiere estar pegado a mí cuando está muy cansado, tiene hambre o mucha sed, se accidenta o se pone malito.
Pero para él también es cruz esperar sin reproches a que a mí se me ocurra darle su recreo…, que muchas veces tiene que aguardar, aguantando demasiado tiempo…
Cuando salimos a donde más le gusta, él va a trabajar, su pasión es acercarme liebres y conejos, aunque de poco me sirva, porque no llevo escopeta ni soy cazadora, pero en sus actividades de caza se olvida de sí mismo, de sus necesidades perentorias y no para hasta dejármela casi a mis pies, no la quiere para él, sino para mí; me avisa… una de las veces que se dio el palizón extenuante tras una liebre, ésta, repentinamente, se detuvo en seco frente a sus hocicos, mi perro quedó perplejo, mirándola un rato sin saber qué hacer… no la trincó ni tocó. (Nunca lo hace, sólo me las acerca). Cuando la liebre se repuso (debía estar enferma) y pudo correr hacia su madriguera, él se puso a buscar otras.
Si lo saco al parque -que le gusta menos- él querría ir sin correa, pero no basta con que lleve el chip, hay que ponérsela… ¿cómo podría evitarle los peligros si no la llevara?
También ahí quisiera marchar delante de mí, (tengo que -a veces- darle grandes tirones del collar: no está amaestrado), alejarse, correr, perderse, pararse a reconocer a otros perros, saludarlos, tal vez enamorarse, pero no se entretiene, sigue su camino. Si consigue liberarse y escapar de mi vista (cuando lo dejo suelto) puede estar ratos perdido y hasta horas, pero siempre vuelve por sus patas y con las orejas gachas. Su mirada dice “¡lo siento!”… Entonces se me olvida el temor que he pasado por él, por lo que pudiera haberle sucedido, el enfado, las promesas que me hago de castigo/enseñanza, porque me inunda y me “ciega” la alegría de verlo sano y salvo sobre todo lo demás.
En casa (mundo interior) es muy bueno, tranquilo, paciente, fidelísimo y leal: manifiesta su conformidad con su Ama. Agradece los cuidados.
Quiero a mi perro como es, porque si lo hubiese amaestrado no sería exactamente él mismo viviendo libremente la aventura de su vida.
Me parece que aunque le fuera dado poder ser “a mi imagen y semejanza”, (¡que me imita mucho!) no olvidaría que soy su Ama.
Y para él todos los perros son dignos de saludo y amistad, pero los hay malos, que muerden y matan…de éstos, a pesar de haberlos sufrido, nunca se venga.. Es confiado. “Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. ¡¡Eso no es para él!! Seguro que no se plantea ser ningún dios.
Me veo como chucho de Dios porque de siempre he sabido que toda esa historia de la dificultad, voluntad y esfuerzo gordo, etc. en mí no ha funcionado. Y no me imagino cual oveja suya porque nunca me gustaron los rebaños, sino campear a mi aire. ¡Pero con algún ligero collar de sujeción a mi Amo! (…). A Ese que nos quiere con locura.
Lo de hija de Dios, hermana de Jesús…, bueno, digo lo mismo que con mi propia genealogía terrena: ¿de qué me sirve tan ilustre parentesco? ¿No es para que me sirva, sino para servir noblemente a Dios y a usted? Lo sé, lo sé. Y sigo creyendo que cada uno hace en esta vida lo que puede, ni más ni menos. Solamente “se hace lo que se puede” y todos hacemos lo que podemos en todos los terrenos, sin excepciones. ¿Qué al parecer algun@s hacem@s más mal que bien? Bueno, sin duda, claro, pero es así como también podemos obrar algún bien, si no, no habría manera… Como todos somos instrumentos, lo del mal también tendrá su “misterioso” y sin embargo nada secreto significado, Dios juzgará, y nadie más, qué sea hacer ese mal. Deberíamos estar “agradecidos” a esos algunos, ¿los habrá?, que les haya tocado en exclusiva ese papelón en la obra. Menudo chollo que exista el malo entre nosotros. ¡Con -y muchas veces. contra- los “otros” nos justificamos! Soy fifty-fifty en mis experiencias.
Sí, hacemos lo que podemos. Ni más ni menos. Y todos estamos en ese “hacer lo que se pueda”. Y muchos sin “premeditación ni alevosía”.
¿Qué hice a lo largo de mi vida? Parece ser que nada. Sin embargo, “esperé contra toda esperanza”. ¿Es un hacer? Me vino dado. Un solo don recibido gratuitamente. Un solo talento. Enlazar “personalmente” con Abraham, ese link permanente en mi biografía, me alegra y reconforta. Espero. Soy agradecida.
Lo confieso como si fuese a morir ahora, ya.
¿Qué me asaltan las ideas de mundo-patíbulo y etc.? Sí. Pero solamente cuando estoy depre. Cuando no, que son las más, estoy en TE DEUM LAUDAMUS, TE DOMINUM CONFITEMUR. En paz. Es mi vida perruna. Que no es una queja, ¡sino todo lo contrario!


AMÉN.

Insomnio

Un pedazo de canción:

No sé porqué te quiero
será que tengo alma de bolero.
Tú siempre buscas lo que no tengo; te busco en todos y no te encuentro, digo tu nombre cuando no debo.
No sé porqué te quiero
si voy a tientas tu vas sin freno.
Te me apareces en los espejos como una sombra de cuerpo entero;
yo me pellizco, no me lo creo.
Si no me hicieran falta tus besos, me tratarías mejor que a un perro.
Piensa que es libre porque anda suelto
mientras arrastra la soga al cuello.
Querer como te quiero no va a caber en ningún bolero.
Te me desbordas dentro del pecho; me robas tantas horas de sueño,
me miento que me lo creo.
Querer como te quiero no tiene nombre,
ni documentos; no tiene madre, no tiene precio.
Soy hoja seca que arrastra el tiempo,
medio feliz en medio del tiempo.

viernes, 13 de junio de 2008


(Permítaseme esta pequeña especulación inocente, sin otro objeto que el de estimular a los verdaderos entendidos a aclararnos alguna cuestión, como hacía nuestro maestro nacional Benjamín Núñez)
Tengo entendido que Newton, pese a su religiosidad, concibió un universo eterno e infinito, en contradicción con la doctrina cristiana. También estaba en contradicción con la ley de la gravedad, descubierta por él, contradicción solo percibida mucho tiempo después, y más a través de la observación que de la argumentación. Mucho antes de esas observaciones se había argumentado también que, si Newton tuviera razón, habría habido tiempo de sobra para que el cielo estuviera lleno de luz, día y noche, y nosotros probablemente asados sobre la superficie terrestre.Esta idea de la eternidad, muy antigua, ha producido especulaciones como la del eterno retorno, retomada por Nietzsche, según la cual –si no la he malentendido– todas las combinaciones posibles se agotan en la eternidad y por tanto han de repetirse; idea poco acertada, me parece, pues bastan dos elementos para producir combinaciones inagotables, sin fin, como prueba la informática.La idea de un tiempo sin principio ni fin (en cierto modo el tiempo absoluto de Newton) es una extensión mental de la experiencia práctica; parece lógica, pero en realidad choca con esa experiencia, que observa el tiempo como sucesión de sucesos, valga la expresión. Sucesos necesariamente efímeros, para los cuales nuestra mente ha diseñado el marco no natural de los minutos y las horas. Pero resulta difícil concebir una eternidad compuesta de sucesos efímeros. Pues tan pronto se introducen los sucesos en la eternidad, esta queda abolida al entrar en ella el principio y el fin. Solo cabe concebir la eternidad como la ausencia de sucesos, en definitiva como la abolición del tiempo.Esto, permítaseme otra pequeña digresión quizá traída por los pelos, me lleva a la noción del castigo eterno para los pecadores, al menos para los grandes pecadores. Como es sabido, Orígenes sostenía que en el final de los tiempos habría una especie de reconciliación general (apocatástasis), y pecadores y no pecadores volverían a unirse en Dios. Suena razonable, por cuanto la hipótesis de un castigo eterno, ilimitado, para los pecados, que son limitados por naturaleza, parece chocar con la idea de la justicia y la misericordia infinita de Dios. No obstante, San Agustín sostuvo la tesis contraria: el castigo sería eterno. Pero ¿qué significa esto? El mismo Agustín, creo recordar, opinaba que el tiempo aparece con el mundo, va intrínsecamente unido a él, por lo cual no puede ser eterno. Así, el concepto de eternidad debe aludir a otra cosa.
Pío Moa, 6 de junio de 2008.