DYAS
miércoles, 31 de mayo de 2017
sábado, 10 de octubre de 2015
J. M. Mulet
Del autor del éxito Comer sin miedo, más de 10.000 ejemplares. El libro que desmonta la medicina alternativa.
miércoles, 29 de julio de 2015
Armando Castilla Zurita
¡Olé mi padre!
Campeón Nacional de tiro de pistola, como se puede ver en este enlace, o sea, AQUI, (pág. 53 de la Revista Ejército)
Campeón Nacional de tiro de pistola, como se puede ver en este enlace, o sea, AQUI, (pág. 53 de la Revista Ejército)
Etiquetas:
campeonatos,
tiro de pistola
lunes, 19 de enero de 2015
EDUCACIÓN, LA PANACEA.
Una sociedad que olvida o prescinde del alma es una sociedad desalmada. El centro de la vida de una sociedad es la EDUCACIÓN.
Una sociedad vale, en gran medida, lo que vale su hombre medio, es decir: su educación. La educación, al menos desde Platón. consiste en el cuidado del alma, Aquí reside también el ser de Europa, según, entre otros, el filósofo polaco Jan Patôka. Todo debate sobre la educación es estéril si se omite la referencia al alma y su cuidado.
Ningún problema técnico es relevante -desde la financiación a la calidad, desde la polémica entre la escuela pública o la privada,,,- si se omite la referencia al alma, Por cierto, en realidad toda educación es pública. Por cierto, lo que es público o privado es la titularidad de los centros. La etimología nos orienta sobre la pista correcta.
Educar es conducir, llevar, forjar,,,No hay educación sin finalidad, sin teleología, sin la representación de un ideal hacia el que se debe encauzar el camino del alma. Pero no se trata de forzar. Ni siquiera de formularla dogmáticamente. Bien decía Ortega y Gasset que quien pretenda enseñarnos una verdad, que no nos la diga, sino que nos muestre el camino para alcanzarla por nosotros mismos, La verdad nunca es cuestión de fuerza.
En su bello libro “La Infancia y el Filósofo”, Jorge Übeda encuentra en la obra de Platón motivos para pensar de un modo nuevo la finitud y la temporalidad humanas. Y lo hace a través de una personal y pertinente interpretación de los dos diálogos en los que aparecen niños: Lisis y Cármides. La educación platónica consiste en el cuidado del alma. Y el alma es razón que desea y es también amor, La clave se encuentra en ese incesante deseo de amar y ser amado. Si se niega el alma, se niega la condición de la posibilidad de la educación. La filosofía, según Platón, aspira al conocimiento de lo verdadero.
Pero esto no es posible a través de los sentidos. LO SENSIBLE ES SIEMPRE OPINABLE. Sólo el alma puede captar lo verdadero. Pero para ello necesita abandonar la dirección y guía de los sentidos. La verdad es asunto del alma. Por eso la filosofía consiste en la purificación del cuerpo para alcanzar el pensamiento puro, Pero la separación del alma y el cuerpo es la muerte. En este sentido, la filosofía no puede ser si no tendencia hacia la muerte. La filosofía consiste para Platón también en una asimilación a lo divino, un proceso de perfeccionamiento que nos acerque a la Divinidad. Entonces, toda verdadera educación es religiosa. Y todo pedagogo que niegue el alma o es un ignorante o es un impostor,
El cuidado del alma sólo lo puede hacer uno mismo, pero no lo puede hacer solo. Para Platón la amistad deviene condición del propio cuidado del alma, Según Jorge Úbeda, al concebir la razón como deseo, Platón se encuentra con Emmanuel Levitas. Y a pesar de todo, la noción de alma me sigue pareciendo plenamente inspiradora y patentemente más descriptiva que la mente, el Yo, el Sujeto, o el Dansein de los modernos y contemporáneos. Decía con verdad, Swift que la educación es la experiencia de la grandeza. De ahí que sus principales enemigos sean el relativismo, el igualitarismo y la politización. Ellos entrañan la destrucción de la educación. Si se niega la posibilidad de la experiencia de la grandeza, se niega la educación. Si se entroniza la mediocridad de la mano de un igualitarismo mal entendido, se destruye la educación.
Si el poder asume su control, se destruye la educación. La politización es un grave mal que la convierte de fin en instrumento. Además, la política entraña el imperio del hombre común. Es muy probable que el éxito educativo de Finlandia (al menos el relativo a los resultados tangibles) se deba a la valoración de la función social del profesor. Y no creo, desde luego, que se deba a la convicción finlandesa de que la educación consista en el cuidado del alma. Pero, al menos, se valora su función. ¿Qué no haría una sociedad convencida de que la educación consiste nada menos que en eso, en el cuidado del alma?
Si no me equivoco, todo esto arroja alguna claridad sobre la crisis actual de la educación, generalmente reconocida. Pero lo que nos falta es, con frecuencia, el diagnóstico certero. No es tanto un problema de medios como de fines. Educar consiste en proporcionar un camino, acompañar, conducir. Eso significa que requiere una idea clara del hombre que hay que forjar. En suma, una idea acerca de la finalidad de la vida. Sin esto, sólo podrá consistir en acarrear técnicas y saberes más o menos prácticos. Pero lo más importante en la educación es siempre algo intensamente inútil.
Precisamente porque no es un medio para obtener nada, sino un fin en sí. La educación es la verdadera política. Platón distinguía entre la política socrática, entendida como pedagogía social, como educación del ciudadano, y la política sofística, que sólo busca halagar a los ciudadanos para obtener el poder. Las sociedades no pueden vivir sin minorías ejemplares que ejerzan la autoridad espiritual. Y estas minorías sólo pueden surgir a través de la educación. Pero resulta extremadamente difícil el imperio de la verdadera política.
Para Platón la política democrática se asemeja a la situación de un médico y un pastelero juzgados por un tribunal de niños. La etapa fundamental es la infancia, Después todo está ya ganado o perdido. Quizá no sea cierto que la infancia sea siempre una edad de oro.
Nietzsche decía que debíamos poner en nuestras vidas la seriedad que pone el niño en sus juegos. Lo que da una superioridad al niño sobre el adulto es su manera de manejar el tiempo. El niño juega entregado al instante. Y, como Wittgenstein afirmó, vive eternamente quien vive en el presente. La eternidad es el tiempo de la infancia. Sölo se libera del pasado quien vive en el presente. Sölo deja de temer al futuro quien vive en el presente. Pero la infancia también es conciencia de limitación y finitud.
El hombre es un ser radicalmente menesteroso y dependiente. Entonces resulta extremadamente paradójico, más aún erróneo, considerar que el ideal y la plenitud humana consistan en bastarse a sí mismo. Ningún hombre se basta a sí mismo. Tampoco debería olvidar esto la educación. La preparación para una profesión es muy importante, pero más aún lo es “la preparación para la vida.” Y esta preparación consiste en “el cuidado del alma.”
El olvido del alma es la destrucción de la educación.
UNA EDUCACIÓN DESALMADA SÓLO PUEDE CONDUCIR A UNA SOCIEDAD DESALMADA.
sábado, 27 de diciembre de 2014
NEW AGE
La bases sobre las que se edifica la “Nueva Era” son más viejas que la Tana, Nada hay nuevo bajo el sol. Os dejo parte de esos principios sobre los que se asienta la cacareada “New Age”, que algunos adeptos profesan sin conocerlas, como pasa siempre con los diletantes. Vayamos a la terminología: Androginia: no es hermafroditismo, es decir, la presencia de características físicas de los dos sexos en una persona, sino una conciencia de la presencia de los elementos masculinos y femeninos en cada persona. Se describe como un estado equilibrado de armonía interior del animus y el anima. En la Nueva Era, es un estado resultante de una nueva conciencia de este modo doble de ser y existir característico de todo hombre y de toda mujer. Cuanto más se difunda, más ayudará a transformar la conducta interpersonal. Antroposofía: doctrina teosófica popularizada originalmente por el croata Rudolf Steiner(1861-1925), que abandonó la Sociedad Teosófica después de ser el dirigente de su rama alemana desde 1902 hasta 1913. Es una doctrina esotérica que tiene por objeto iniciar a las personas en el « conocimiento objetivo » en la esfera divino-espiritual. Steiner estaba convencido de que ésta le había ayudado a explorar las leyes de la evolución del cosmos y de la humanidad. Cada ser físico tiene un ser espiritual correspondiente, y la vida terrena está influida por las energías astrales y las esencias espirituales. Se dice que la Crónica Akasha es una « memoria cósmica » accesible a los iniciados. Canalización: (v. Channeling) los mediums psíquicos sostienen que actúan como canales de información de otros yoes, normalmente entidades incorpóreas que viven en otro plano. Pone en relación a seres tan diversos como maestros excelsos, ángeles, dioses, entidades colectivas, espíritus de la naturaleza y el Yo Superior. Conciencia planetaria: esta cosmovisión se desarrolló en los años 1980 para promover el sentimiento de lealtad a la comunidad humana en lugar de a las naciones, tribus u otros grupos tradicionales. Puede considerarse heredera de movimientos de comienzos del siglo XX que promovían un gobierno mundial. La conciencia de la unidad de la humanidad encaja perfectamente con la hipótesis Gaia. Cristales: se considera que vibran con frecuencias particulares. De aquí que sean útiles para la autotransformación. Se utilizan en varias terapias, así como en la meditación, visualización, el « viaje astral » o como amuletos de la suerte. Vistos desde el exterior, no tienen poder intrínseco, sino que son sencillamente bellos. Cristo: en la Nueva Era, la figura histórica de Jesús no es más que una encarnación de una idea, una energía o un conjunto de vibraciones. Para Alice Bailey, hace falta una gran jornada de súplica, en la que todos los creyentes logren crear una concentración de energía espiritual tal que se produzca una nueva encarnación que revelará a los hombres el modo de salvarse... Para muchos, Jesús no es más que un maestro espiritual que, como Buda, Moisés y Mahoma, u otros, ha sido penetrado por el Cristo cósmico. Al Cristo cósmico también se le conoce como la energía crística presente en cada ser y en el ser total. Los individuos necesitan ser iniciados gradualmente en la conciencia de las características crísticas que tienen. Cristo representa -para la Nueva Era- el estado más elevado de perfección del yo. Chamanismo: prácticas y creencias vinculadas a la comunicación con los espíritus de la naturaleza y con los espíritus de los muertos mediante la posesión ritual del chamán (por parte de los espíritus), a los que éste sirve de médium. El atractivo de estas prácticas en los círculos de la Nueva Era se debe a que ponen el acento en la armonía con las fuerzas de la naturaleza y en la sanación. A ello se añade también una imagen « romántica » de las religiones indígenas y de su cercanía a la tierra y a la naturaleza. Eneagrama: (del griego ennéa = nueve + gramma = signo) el nombre designa un diagrama compuesto por un círculo con nueve puntos en su circunferencia, unidos entre sí por un triángulo y un hexágono circunscritos. Originariamente se utilizó para la adivinación, pero recientemente se ha popularizado como símbolo de un sistema de tipología de la personalidad que consta de nueve tipos caracterológicos básicos. Se hizo popular tras la publicación del libro The Enneagram de Helen Palmer, pero la autora reconoce su deuda con el médico y pensador esotérico ruso G. I. Gurdjieff, el psicólogo chileno Claudio Naranjo, y el autor Óscar Icazo, fundador de Arica. El origen del eneagrama permanece envuelto en el misterio, si bien algunos sostienen que procede de la mística sufí. Era de Acuario: cada era astrológica, de unos 2146 años, recibe el nombre de uno de los signos del zodiaco, pero los « días grandes » siguen un orden inverso, de modo que la actual Era de Piscis está a punto de acabar y se instaurará la Era de Acuario. Cada Era tiene sus propias energías cósmicas. La energía de Piscis ha hecho de ella una era de guerras y conflictos. Pero Acuario está destinada a ser una era de armonía, justicia, paz, unidad, etc. En este sentido, la Nueva Era acepta el carácter inevitable de la historia. Algunos ven en la era de Aries la época de la religión judía, en Piscis la del cristianismo y en Acuario la era de una religión universal. Esoterismo: (del griego esotéros = lo que hay en el interior) designa generalmente un conjunto de conocimientos antiguos y ocultos accesible sólo a grupos de iniciados, que se describen a sí mismos como guardianes de las verdades ocultas a la mayoría de la humanidad. El proceso de iniciación conduce desde un conocimiento de la realidad meramente externo, superficial, hasta la verdad interior y, mediante ese proceso, despierta la conciencia a un nivel más profundo. Las personas son invitadas a emprender este « viaje interior » para descubrir la « chispa divina » que hay dentro de ellas. En este contexto, la salvación coincide con el descubrimiento del yo. Espiritismo: si bien siempre ha habido intentos de establecer contacto con los espíritus de los muertos, se considera que el espiritismo del siglo XIX es una de las corrientes que desembocan en la Nueva Era. Se desarrolló en el ambiente de las ideas de Swedenborg y Mesmer, y llegó a convertirse en una nueva religión. Madame Blavatsky era una médium, por lo que el espiritismo ejerció gran influjo en la Sociedad Teosófica, aunque en este caso el acento recaía en el contacto con entidades del pasado remoto más que con personas que habían muerto recientemente. Allan Kardec influyó en la difusión del espiritismo en las religiones afro-brasileñas. En algunos nuevos movimientos religiosos de Japón se dan también elementos espiritistas. Evolución: en la Nueva Era va mucho más allá de la evolución de los seres hacia formas de vida superiores. El modelo físico se proyecta sobre el ámbito espiritual, de modo que una fuerza inmanente del interior de los seres humanos los impulsa hacia formas superiores de vida espiritual. Se dice que los seres humanos no tienen control sobre esta fuerza, pero sus buenas o malas acciones pueden acelerar o retrasar el proceso. Se piensa que la creación entera, incluyendo la humanidad, avanza inexorablemente hacia una fusión con lo divino. La reencarnación, naturalmente, ocupa un lugar importante en esta visión de una evolución espiritual progresiva que, según se dice, comienza antes del nacimiento y continúa después de la muerte, Expansión de la conciencia: si el cosmos se concibe como una cadena continua de ser, todos los niveles de la existencia -minerales, vegetales, animales, humanos, seres cósmicos y divinos- son interdependientes. Se dice que los seres humanos se hacen conscientes de su puesto en esta visión holística de la realidad global expandiendo su conciencia más allá de sus límites normales. La Nueva Era ofrece una enorme variedad de técnicas para ayudar a la gente a alcanzar un nivel de percepción de la realidad más elevado, una manera de superar la separación entre los sujetos y entre los objetos en el proceso cognoscitivo, concluyendo en una fusión total de lo que la conciencia normal, inferior, ve como realidades separadas o distintas. Feng-shui: forma de geomancia, en este caso un método oculto chino de descifrar la presencia escondida de corrientes positivas y negativas en los edificios y otros lugares, basada en el conocimiento de las fuerzas terráqueas y atmosféricas. « Lo mismo que en el cuerpo humano o el cosmos, en cada lugar se atraviesan influjos cuyo equilibrio correcto es fuente de salud y de vida Gnosis: en sentido amplio, una forma de conocimiento no intelectual, sino visionaria o mística, que se cree revelada y capaz de unir al ser humano con el misterio divino. En los primeros siglos del cristianismo, los Padres de la Iglesia lucharon contra el gnosticismo, por cuanto se oponía a la fe. Algunos ven un renacer de las ideas gnósticas en gran parte del pensamiento de la Nueva Era, algunos de cuyos autores de hecho citan el gnosticismo primitivo. Sin embargo, la acentuación del monismo e incluso del panteísmo o panenteísmo típica de la Nueva Era lleva a algunos a utilizar el término neo-gnosticismo para distinguir la gnosis de la Nueva Era del gnosticismo antiguo. Gran Hermandad Blanca: Madame Blavatsky afirmaba mantener contactos con los mahatmas o maestros, seres excelsos que, conjuntamente, constituyen la Gran Hermandad Blanca. Según ella, eran éstos quienes dirigían la evolución de la raza humana y orientaban la labor de la Sociedad Teosófica. Hermetismo: prácticas y especulaciones filosóficas y religiosas vinculadas a los escritos del Corpus Hermeticum y a los textos alejandrinos atribuidos al mítico Hermes Trismegistos. Cuando se conocieron por primera vez durante el Renacimiento se pensó que revelaban doctrinas pre-cristianas, sin embargo estudios posteriores han demostrado que datan del primer siglo de la era cristiana. El hermetismo alejandrino es una fuente fundamental del esoterismo moderno, con el que tienen mucho en común: el eclecticismo, la refutación del dualismo ontológico, la afirmación del carácter positivo y simbólico del universo, la idea de la caída y posterior restauración de la humanidad. La especulación hermética ha reforzado la creencia en una antigua tradición fundamental, la llamada philosophia perennis, falsamente considerada común a todas las tradiciones religiosas. Las formas elevadas y rituales de la magia se desarrollaron a partir del hermetismo renacentista. Holismo: concepto clave del « nuevo paradigma », que pretende ofrecer una estructura teórica que integra toda la cosmovisión del hombre moderno. En contraste con la experiencia de una fragmentación creciente en la ciencia y en la vida cotidiana, se acentúa el « holismo », el « totalismo », como concepto metodológico y ontológico central. La humanidad se integra en el universo como parte de un único organismo vivo, un entramado armonioso de relaciones dinámicas. Diversos científicos que tienden un puente entre la ciencia y la religión rechazan la distinción clásica entre sujeto y objeto, de la que se suele culpar a Descartes y a Newton. La humanidad forma parte del entramado universal (el ecosistema, la familia), de la naturaleza y del mundo y debe buscar la armonía con todos los elementos de esta autoridad cuasi-transcendente. Cuando se comprende cuál es el propio lugar en la naturaleza, también se entiende que la « totalidad » y la « santidad » son una misma y sola cosa. La articulación más clara de este concepto se halla en la hipótesis “ Gaia “ Iniciación: en etnología religiosa es el viaje cognitivo yo experimental, mediante el cual una persona es admitida, individualmente o como miembro de un grupo, a través de rituales particulares, a formar parte de una comunidad religiosa, una sociedad secreta (p.e. la Francmasonería) o una asociación mistérica (mágica, esotérico-oculta, gnóstica, teosófica, etc.). Karma: (de la raíz sánscrita Kri = acción, obra) noción clave en el hinduismo, jainismo y budismo, cuyo significado no ha sido siempre el mismo. En el antiguo periodo védico se refería a la acción ritual, especialmente el sacrificio, mediante la cual una persona obtenía acceso a la felicidad o a la bienaventuranza en la otra vida. Cuando aparecieron el jainismo y el budismo (aproximadamente seis siglos antes de Cristo), Karma perdió su sentido salvífico: el camino hacia la liberación era el conocimiento del Atman o « yo ». En la doctrina del samsara, se entendía como el ciclo incesante del nacimiento y la muerte humanas (hinduismo) o del renacer (budismo) En los ambientes de la Nueva Era la « ley del karma » se concibe con frecuencia como el equivalente moral de la evolución cósmica. El Karma no tiene ya que ver con el mal o el sufrimiento -ilusiones que hay que experimentar como parte de un « juego cósmico »- sino que es la ley universal de la causa y el efecto, y forma parte de la tendencia de un universo interrelacionado hacia el equilibrio moral. Mística: la mística de la Nueva Era consiste en volverse hacia el interior del propio yo más que en una comunión con Dios, que es el « totalmente otro ». Es una fusión con el universo, la aniquilación definitiva del individuo en la unidad del todo. La experiencia del Yo se toma como experiencia de la divinidad, por lo que se debe mirar hacia dentro para descubrir la auténtica sabiduría, creatividad y fuerza. Monismo: doctrina metafísica según la cual las diferencias entre las cosas son ilusorias. Sólo hay un ser universal único, del cual cada cosa y cada persona son sólo una parte. En la medida en que el monismo de la Nueva Era incluye la idea de que la realidad es fundamentalmente espiritual, es una forma contemporánea del panteísmo (que rechaza a veces explícitamente el materialismo, en especial el marxismo). Su pretensión de resolver todo dualismo no deja lugar a un Dios transcendente, de manera que todo es Dios. Para el cristianismo se plantea un problema ulterior cuando se suscita la cuestión del origen del mal. C. G. Jung vio el mal como el « lado sombrío » de Dios, que, en el teísmo clásico, es todo bondad. Movimiento del Potencial Humano: desde sus comienzos (Esalen, California, en los años 1960), se ha convertido en una red de grupos que promueven la liberación de la capacidad humana innata de creatividad mediante la realización del yo. Cada vez son más las empresas que utilizan diversas técnicas de transformación personal en programas de formación de dirigentes, en definitiva por puras razones económicas. Si bien las Tecnologías Transpersonales, el Movimiento por una Conciencia Espiritual Interior, el Desarrollo Organizativo, y la Transformación Organizativa, se presentan como no-religiosos, en realidad los empleados de las empresas pueden encontrarse sometidos a una « espiritualidad » extraña en una situación que plantea conflictos con su libertad personal. Hay vínculos evidentes entre la espiritualidad oriental y la psicoterapia, mientras que la psicología jungiana y el Movimiento del Potencial Humano han ejercido su influjo sobre el chamanismo y formas « reconstruidas » del paganismo, como el druidismo y la wicca. En sentido amplio, el « crecimiento personal » puede entenderse como la forma que adopta la « salvación religiosa » en el movimiento de la Nueva Era: se afirma que la liberación del sufrimiento y de la debilidad humanas se alcanzará desarrollando nuestro potencial humano, lo cual da como resultado el que nos encontremos cada vez más en contacto con nuestra divinidad interior. Música New Age: se trata de una industria floreciente. Este tipo de música suele promocionarse como un medio para alcanzar la armonía consigo mismo y con el mundo. En parte suele ser música « celta » o druídica. Algunos compositores New Age sostienen que su música tiene como objeto tender puentes entre lo consciente y lo inconsciente, lo cual es especialmente cierto cuando además de melodías hay una repetición meditativa y rítmica de estribillos clave. Al igual que otros muchos fenómenos de la Nueva Era, algunas de estas músicas se proponen como una introducción a este movimiento, pero la mayoría tiene sencillamente una finalidad comercial o artística. Neopaganismo: término rechazado con frecuencia por aquellos a quienes se aplica. Se refiere a una corriente que sigue un trayecto paralelo al de la Nueva Era y con el cual suele relacionarse. En la oleada de reacción contra las religiones tradicionales, especialmente la herencia judeocristiana de occidente, son muchos los que han vuelto la mirada a las antiguas religiones indígenas, tradicionales, paganas. Se considera que cuanto precedió al cristianismo era más conforme al espíritu de la tierra y de la nación, o que era una forma pura de la religión natural, en contacto con las fuerzas de la naturaleza, a menudo matriarcal, mágica o chamánica. Según dicen, la humanidad será más sana si retorna al ciclo natural de las fiestas (agrícolas) y a la afirmación general de la vida. Algunas religiones « neopaganas » son reconstrucciones recientes cuya verdadera relación con las formas originales puede ser discutible, particularmente en los casos en que están dominadas por componentes ideológicos modernos como la ecología, el feminismo o, en casos raros, por los mitos de pureza racial. Ocultismo: el conocimiento oculto (escondido) y las fuerzas de la mente y la naturaleza se hallan en la base de las creencias y prácticas vinculadas a una supuesta « filosofía perenne » oculta, derivada, por una parte, de la magia y la alquimia griega antigua, y de la mística judía por otra. Se conservan ocultas mediante un código secreto impuesto a los iniciados en los grupos y sociedades que conservan el conocimiento y las técnicas que implican. En el siglo XIX, el espiritismo y la Sociedad Teosófica introdujeron nuevas formas de ocultismo que, a su vez, han influido en varias corrientes de la Nueva Era. Panteísmo: (en griego pan = todo y theós = Dios) la creencia de que todo es Dios o, en ocasiones, que todo está en dios y dios está en todo (panenteísmo). Todo elemento del universo es divino, y la divinidad está presente por igual en todo. En esta visión no tiene cabida Dios como un ser distinto en el sentido del teísmo clásico. Parapsicología: trata de cosas como la percepción extrasensorial, la telepatía mental, la telequinesia, la sanación psíquica y la comunicación con espíritus mediante médiums o el channeling. A pesar de las duras críticas de los científicos, la parapsicología ha ido creciendo y encaja perfectamente en la mentalidad popular de ciertos sectores de la Nueva Era, según la cual los seres humanos tienen habilidades psíquicas extraordinarias, aunque con frecuencia en un estadio poco desarrollado. Pensamiento Nuevo: movimiento religioso del siglo XIX fundado en los Estados Unidos de América. Tuvo su origen en el idealismo, del cual era una forma popularizada. Se decía que Dios era completamente bueno y el mal una mera ilusión; la realidad básica era la mente. Puesto que es la mente la que causa los acontecimientos de la propia vida, el individuo debe asumir la responsabilidad última sobre cada uno de los aspectos de su situación. Pensamiento Positivo: convicción de que las personas pueden cambiar la realidad física o las circunstancias externas alterando su actitud mental, pensando de manera positiva y constructiva. A veces es un modo de percibir conscientemente creencias inconscientes que determinan nuestra situación vital. A los adeptos del Pensamiento Positivo se les promete salud, integridad e incluso inmortalidad. Psicología profunda: la escuela de psicología fundada por C. G. Jung, antiguo discípulo de Freud. Jung reconocía que la religión y los temas espirituales eran importantes para la integridad y la salud. La interpretación de los sueños y el análisis de los arquetipos fueron elementos clave de su método. Los arquetipos son formas que pertenecen a la estructura heredada de la psique humana. Aparecen en los temas o imágenes recurrentes de los sueños, fantasías, mitos y cuentos de hadas. Reencarnación: en el contexto de la Nueva Era, la reencarnación está vinculada al concepto de la evolución ascendente hasta convertirse en un ser divino. A diferencia de religiones de la India, o derivadas de ellas, la Nueva Era concibe la reencarnación como el progreso del alma individual hacia un estado más perfecto. Lo que se reencarna es esencialmente algo inmaterial o espiritual; más exactamente, es la conciencia, la chispa de energía que en la persona comparte la energía cósmica o « crística ». La muerte no es sino el paso del alma de un cuerpo a otro. Renacer: (v. Rebirthing) a comienzos de los años 1970, Leonard Orr describió el renacer (rebirthing) como un proceso mediante el cual a una persona puede identificar y aislar áreas de su conciencia sin resolver y que son origen de sus problemas actuales. Rosacruces: son grupos ocultos occidentales relacionados con la alquimia, la astrología, la teosofía y las interpretaciones cabalísticas de la Sagrada Escritura. La Fraternidad Rosacruciana contribuyó al renacimiento de la astrología en el siglo XX, mientras que la Antigua y Mística Orden de la Rosae Crucis (AMORC) vinculó el éxito con una supuesta capacidad para materializar las imágenes mentales de salud, riqueza y felicidad. Teosofía: término antiguo, que se refería originalmente a una especie de mística. Se la ha relacionado con los gnósticos y los neoplatónicos griegos, con el Maestro Eckhart, Nicolás de Cusa y Jacob Boehme. La Sociedad Teosófica, fundada por Helena Petrovna Blavatsky y otros en 1875 confirió gran importancia al término. La mística teosófica tiende al monismo, acentúa la unidad esencial de los componentes espirituales y materiales del universo. Busca también las fuerzas ocultas responsables de la interacción entre la materia y el espíritu, de modo que la mente humana y la divina acaben por encontrarse. Es aquí donde la teosofía ofrece la redención mística o la iluminación. Trascendentalismo: movimiento de escritores y pensadores del siglo XIX de Nueva Inglaterra, que compartían un conjunto idealista de creencias en la unidad esencial de la creación, la bondad innata de la persona humana, y la superioridad de la intuición frente a la lógica y la experiencia para descubrir las verdades más profundas. La figura principal es Ralph Waldo Emerson, que se apartó del cristianismo ortodoxo, y a través de los Unitarios pasó a un nuevo misticismo natural que integraba conceptos del hinduismo con otros de carácter popular americano, tales como el individualismo, la responsabilidad personal y la necesidad de triunfar. Wicca: antiguo término inglés para designar a las brujas, aplicado a un resurgir neopagano de algunos elementos de la magia ritual. Acuñado en 1939 por Gerhard Gardner en Inglaterra: se basaba en algunos textos eruditos, según los cuales la brujería europea medieval era una antigua religión natural perseguida por los cristianos. Con el nombre « the Craft », se extendió rápidamente en Estados Unidos durante los años 1960, donde se vinculó con la « espiritualidad de las mujeres.
(https;www,aciprensa,com/)
(https;www,aciprensa,com/)
Etiquetas:
Aclaración,
New Age,
sociedad
viernes, 19 de diciembre de 2014
El Camino
San Agustín, al que recomiendo vivamente leer, afirmaba:
"No construyas otro camino para buscar y hallar la verdad que el que ha sido garantizado por aquel que era Dios. Ese camino es: primero, humildad; segundo, humildad; tercero, humildad.
Si la humildad no precede, acompaña y sigue todas nuestras buenas acciones, si hacemos algo bueno en lo que vanamente nos gozamos, todo queda arruinado por la soberbia".
Y decía el mismo santo: "La humildad responde de la verdad, y la verdad de la humildad. La humildad es propia de los grandes. La soberbia, en cambio, es la falsa grandeza de los débiles...
El humilde no puede dañar; el soberbio no puede no dañar".
La humildad es la base de toda oración a Dios, pues debemos reconocer, como decía San Agustín, que el hombre es un mendigo de Dios.
De ahí que "la humildad es la base de la oración".
Sin humildad, no puede haber verdadera oración a Dios. Por eso, es tan importante iluminar nuestra vida y la de los demás con la luz de la humildad y de la oración.
Y como reza la conocidísima frase: "Para ser grande primero tienes que aprender a ser pequeño. La humildad es la base de toda verdadera grandeza."
"No construyas otro camino para buscar y hallar la verdad que el que ha sido garantizado por aquel que era Dios. Ese camino es: primero, humildad; segundo, humildad; tercero, humildad.
Si la humildad no precede, acompaña y sigue todas nuestras buenas acciones, si hacemos algo bueno en lo que vanamente nos gozamos, todo queda arruinado por la soberbia".
Y decía el mismo santo: "La humildad responde de la verdad, y la verdad de la humildad. La humildad es propia de los grandes. La soberbia, en cambio, es la falsa grandeza de los débiles...
El humilde no puede dañar; el soberbio no puede no dañar".
La humildad es la base de toda oración a Dios, pues debemos reconocer, como decía San Agustín, que el hombre es un mendigo de Dios.
De ahí que "la humildad es la base de la oración".
Sin humildad, no puede haber verdadera oración a Dios. Por eso, es tan importante iluminar nuestra vida y la de los demás con la luz de la humildad y de la oración.
Y como reza la conocidísima frase: "Para ser grande primero tienes que aprender a ser pequeño. La humildad es la base de toda verdadera grandeza."
Etiquetas:
católicos,
cristianos,
DIOS,
ORACIÓN,
verdad.
Para ser grande
¨"Humildad es andar en verdad". Esta es la famosa frase de Santa Teresa de Jesús.
La humildad es vernos tal cual somos y reconocer lo que valemos ante Dios, y ¿qué valemos ante Dios? Realmente nada. ¿Qué somos ante Dios?, tampoco nada. Responder adecuadamente a estas dos preguntas es comenzar a andar en la verdad, empezar a darnos cuenta de lo que es ser humildes y después de reconocer nuestro "cero" valor ante Dios, nos queda un larguísimo trecho para llegar a ser verdaderamente humildes.
El problema está en que la humildad es una virtud despreciada por el mundo y al orgullo se le da un gran valor. Nos están vendiendo la idea de que los primeros puestos son los mejores, que las glorias humanas y los reconocimientos son muy importantes, que los privilegios y el poder son muy necesarios, que creernos una gran cosa es muy bueno.
Como vemos, todo lo contrario a lo que significa la humildad.
El mundo nos vende una idea que se nos mete por todos lados: la llamada "auto-estima", la cual es todo lo contrario a la humildad. Recordemos que nada valemos ante Dios, que nada somos sin Dios. De nuestra cuenta sólo podemos y sabemos pecar. Dice San Alfoso María de Ligorio que no somos capaces por nosotros mismos de hacer nada bueno, y que cualquier bien que hagamos viene de Dios y que cualquier cosa buena que tengamos pertenece a Dios.
San Ignacio de Loyola define la humildad como la renuncia a tres cosas:
- renuncia a la propia voluntad,
- renuncia al propio interés,
- y renuncia al propio amor.
El propio amor o amor propio es justamente la auto-estima que tanto se nos pregona, para -supuestamente- poder ser felices, pero que nos aleja de ese andar en verdad que es el camino de la humildad.
El Señor nos recomienda en el Evangelio evitar los primeros puestos. Y se refiere a esas cosas que nos vende el mundo: glorias, alabanzas, reconocimientos, poder, mando, honores, privilegios, creerse grande. querer ser grande y poderoso, alardear de lo mucho que sabemos, buscar ser reconocido, hacer las cosas para que nos crean muy buenos y capaces, creernos mejores que los demás, que somos una gran cosa, que merecemos lo que tenemos, tratar de destacar, confiar en las propias fuerzas y no en Dios, buscar hacer nuestra propia voluntad y no la de Dios.
Pero ¡cuidado! que no se opone a la humildad una sana auto-estima de sí mismo.
La Virgen María la poseía. Lo vemos en el cántico del Magnificat. María engrandece y da gracias al Señor porque "ha hecho en mí maravillas; en mí que soy la sierva del Señor". Ella se sabe llena de dones y, a la vez, consciente de que le son regalados por Dios.
Este es el equilibrio que hemos de buscar: una sana auto-estima que nos ayude a vivir contentos con nosotros mismos, y la humildad de saber que "todo es don" (que fomenta el agradecimiento).
Cultivemos la humildad verdadera, no la humildad de garabato.
La humildad es hacer las cosas porque Dios las quiere y como Dios las quiere, no por destacarnos ni por lograr reconocimientos; es buscar la gloria de Dios y no la nuestra; es no buscar ni reclamar honores; es no hablar de uno mismo, ni alardear de lo mucho que somos y tenemos; es saber que nada`podemos sin Dios; saber y reconocer que somos totalmente dependientes de ÉL; es dar gracias a Dios por lo que somos, por lo que hacemos y por lo que tenemos; es saber que nada podemos sin Él, pues nuestra fuerza está en el Señor.
Es creernos, de verdad, que nada somos ante Dios.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que que la humildad no consiste en negar las cualidades que Dios nos ha dado -eso sería falsa humildad y no sería "andar en verdad".
La humildad consiste en saber y en reconocer que todo nos es dado por Dios.
Lo que sucede es que el orgullo nos hace creer que esas cosas las logramos nosotros mismos.
La humildad es la base de todas las virtudes, el fundamento de toda vida espiritual.
Sin humildad nadie puede ser bueno. Pues toda obra buena se basa en la humildad y todo pecado tiene mucho de soberbia.
Ahora bien, la verdad y la humildad están íntimamente unidas. No puede haber humildad sin verdad.
La humildad es vernos tal cual somos y reconocer lo que valemos ante Dios, y ¿qué valemos ante Dios? Realmente nada. ¿Qué somos ante Dios?, tampoco nada. Responder adecuadamente a estas dos preguntas es comenzar a andar en la verdad, empezar a darnos cuenta de lo que es ser humildes y después de reconocer nuestro "cero" valor ante Dios, nos queda un larguísimo trecho para llegar a ser verdaderamente humildes.
El problema está en que la humildad es una virtud despreciada por el mundo y al orgullo se le da un gran valor. Nos están vendiendo la idea de que los primeros puestos son los mejores, que las glorias humanas y los reconocimientos son muy importantes, que los privilegios y el poder son muy necesarios, que creernos una gran cosa es muy bueno.
Como vemos, todo lo contrario a lo que significa la humildad.
El mundo nos vende una idea que se nos mete por todos lados: la llamada "auto-estima", la cual es todo lo contrario a la humildad. Recordemos que nada valemos ante Dios, que nada somos sin Dios. De nuestra cuenta sólo podemos y sabemos pecar. Dice San Alfoso María de Ligorio que no somos capaces por nosotros mismos de hacer nada bueno, y que cualquier bien que hagamos viene de Dios y que cualquier cosa buena que tengamos pertenece a Dios.
San Ignacio de Loyola define la humildad como la renuncia a tres cosas:
- renuncia a la propia voluntad,
- renuncia al propio interés,
- y renuncia al propio amor.
El propio amor o amor propio es justamente la auto-estima que tanto se nos pregona, para -supuestamente- poder ser felices, pero que nos aleja de ese andar en verdad que es el camino de la humildad.
El Señor nos recomienda en el Evangelio evitar los primeros puestos. Y se refiere a esas cosas que nos vende el mundo: glorias, alabanzas, reconocimientos, poder, mando, honores, privilegios, creerse grande. querer ser grande y poderoso, alardear de lo mucho que sabemos, buscar ser reconocido, hacer las cosas para que nos crean muy buenos y capaces, creernos mejores que los demás, que somos una gran cosa, que merecemos lo que tenemos, tratar de destacar, confiar en las propias fuerzas y no en Dios, buscar hacer nuestra propia voluntad y no la de Dios.
Pero ¡cuidado! que no se opone a la humildad una sana auto-estima de sí mismo.
La Virgen María la poseía. Lo vemos en el cántico del Magnificat. María engrandece y da gracias al Señor porque "ha hecho en mí maravillas; en mí que soy la sierva del Señor". Ella se sabe llena de dones y, a la vez, consciente de que le son regalados por Dios.
Este es el equilibrio que hemos de buscar: una sana auto-estima que nos ayude a vivir contentos con nosotros mismos, y la humildad de saber que "todo es don" (que fomenta el agradecimiento).
Cultivemos la humildad verdadera, no la humildad de garabato.
La humildad es hacer las cosas porque Dios las quiere y como Dios las quiere, no por destacarnos ni por lograr reconocimientos; es buscar la gloria de Dios y no la nuestra; es no buscar ni reclamar honores; es no hablar de uno mismo, ni alardear de lo mucho que somos y tenemos; es saber que nada`podemos sin Dios; saber y reconocer que somos totalmente dependientes de ÉL; es dar gracias a Dios por lo que somos, por lo que hacemos y por lo que tenemos; es saber que nada podemos sin Él, pues nuestra fuerza está en el Señor.
Es creernos, de verdad, que nada somos ante Dios.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que que la humildad no consiste en negar las cualidades que Dios nos ha dado -eso sería falsa humildad y no sería "andar en verdad".
La humildad consiste en saber y en reconocer que todo nos es dado por Dios.
Lo que sucede es que el orgullo nos hace creer que esas cosas las logramos nosotros mismos.
La humildad es la base de todas las virtudes, el fundamento de toda vida espiritual.
Sin humildad nadie puede ser bueno. Pues toda obra buena se basa en la humildad y todo pecado tiene mucho de soberbia.
Ahora bien, la verdad y la humildad están íntimamente unidas. No puede haber humildad sin verdad.
viernes, 28 de noviembre de 2014
AMORES Y AMORÍOS
Amor, amor, amor, a todos se nos llena la bocaza con esta palabra, pero está tan desprestigiada por su constante uso, abuso y, sobre todo, manipulación, que ya llega a ser cargante solamente escucharla, sobre todo cuando sabes que son pocos los que conocen su significado. Aunque la mayoría de las personas lo viven, no saben con certeza lo que es.
El amor se inicia desde que el hombre existe en la tierra. El amor verdadero es algo difícil de vivir, por que además de que tiene ya dentro de sí una gran complejidad, no se tiene un concepto claro de él, la mayoría de las personas creen que el amor es un sentimiento, lo cual es un grave error.
El hecho de amar a otra persona, no quiere decir que siempre va a palpitar el corazón al verla, esto sería imposible. El amor es una DECISIÓN, UNA UNIÓN DE VOLUNTADES y una ACTITUD CONTINUA, no un sentimiento. Es tratar de convivir con una persona que es totalmente diferente a ti, lo cual cuesta. Tal vez esto es fácil de decir, pero cuando uno realmente lo asimila, cambia la perspectiva de cualquier relación.
Me estoy refiriendo a cualquier tipo de amor, no sólo al amor de pareja. El amor a tus padres, tus hijos, tu novia, tu esposa, tus amigos y quien quiera que te rodee no es una cuestión de sentimiento, sino de decisión.
¿Por qué no de sentimiento? porque los sentimientos son cambiantes y no permanentes. Si nos guiáramos sólo por lo que sentimos, nos hubiéramos ido de nuestra casa cuando éramos adolescentes, hartos de nuestros padres; hubiéramos terminado con nuestra novia en la primera pelea fuerte que tuvimos, cuando no queríamos verla más; hubiéramos mandado al carajo al hijo que con tanto esfuerzo pagamos los estudios y que se gasta el dinero en salidas. Todo eso y más pasaría si nos dejáramos llevar por nuestras emociones, nuestros sentimientos.
Pero ocurre que en medio de una pelea, cuando tienes ganas de decirle a tu pareja a dónde se puede ir, piensas en cuán importante es ella, cuánto han pasado juntos y decides bajar el tono de voz y no faltarle el respeto. O que comprendes que los problemas de tu hijo nacen del divorcio entre tú y su madre hace un par de años y que no consiguió superar, y decides darle otra oportunidad. O que cuando estás harto de que tu abuelo te repita una y otra vez la misma historia, decides tragarte el fastidio y regalarle una sonrisa. O que cuando estás haciendo servicio social en la parroquia, tragas saliva (junto con el asco) y ayudas a un viejo con pústulas a levantar la cabeza para que coma. Eso es amor. Decidiste amar a la otra persona independientemente de los sentimientos que te producía.
Lo anteriormente dicho hace ver que una relación y por consiguiente el amor no se basa en sentir, sino en tener LA ACTITUD, EL COMPROMISO y LA VOLUNTAD siempre dispuesta, sigue existiendo cuando uno esta desilusionado, enojado o triste, y no quiere decir que no se ame, sino que para que acoplen dos piezas que son diferentes, necesitan limarse, y generalmente duele. Si esto se llega a vivir, se entiende entonces que una relación es una constante LUCHA, pero que no se basa en sentimientos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)