viernes, 14 de noviembre de 2008

PERDONA NUESTRAS OFENSASCOMO TAMBIEN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN
...su perdón lo encontramos en los sacramentos de su Iglesia.
Ahora bien, lo temible es que este desbordamiento de misericordia no puede penetrar en nuestro corazón mientras no hayamos perdonado a los que nos han ofendido. El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano y a la hermana a quienes vemos. Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado, el corazón se abre a su gracia.

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