domingo, 7 de diciembre de 2008

Salmo


QUE EL SEÑOR NOS CONSTRUYA LA CASA,
QUE EL SEÑOR
NOS GUARDE LA CIUDAD;
QUE NOS LLENE DE SUS RIQUEZAS,
QUE NOS GUARDE SIEMPRE DEL MAL

Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza.

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