viernes, 7 de diciembre de 2007

Esperanza

Somos más fuertes cuando esperamos que cuando poseemos. Cuando poseemos a Dios (o creemos poseerlo), lo reducimos a aquella pequeña cosa que conocemos y captamos de él, y lo convertimos en un ídolo... pero si sabemos que no le conocemos y si esperamos que él se nos dé a conocer, entonces somos captados, conocidos y poseídos por Él"
(Paul Tillich).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para mi, el no conocer a Dios y esperarlo durante 18 años, no me ha dado ninguna fuerza,solo me ha dado una terrible necesidad de búsqueda y desasosiego...
He sentido la fuerza cuando lo he encontrado, cuando me ha mostrado una pequeña parte de lo que es el,cuando me ha dicho estas preparada, aqui estoy, conoceme.
Yo no lo poseo a El, de ninguna manera, es El, con su inmensa bondad, que nos posee inevitablemente a todos nosotros, queramos o no.

Besos!