viernes, 24 de abril de 2009

Perros


Hoy día todo el mundo hace turismo, que si me voy a Nueva York, que si a la China mandarina, que a la casita rural con mucho encanto (para “desconectar”, y que cuesta una pasta gansa), Fiordos noruegos, Australia, Japón… No tengo apenas amig@s que no hayan visitado alguno (o todos y más) de estos países. En fin, que como el turismo se ha globalizado, la gente vuela, volamos hacia cualquier rincón del planeta con suma facilidad. Y “desconecta” en la casa rural o el Parador del s.XVII, porque, al parecer, es imposible descansar y relajarse en sus propias viviendas y porque en el cambio de panorama siempre estuvo y estará el gusto. ¡Cosa que a mí me parece muy bien! No duele gastarse las pelas en estas actividades y a nadie se le ocurriría pensar en privarse de estas escapatorias y desviar ese dinerito que les cuesta su “desparrame”, su evasión o su placer para dárselo, p. ej., a Cáritas, a cualquier institución religiosa u ONG. ¡O al pobre de la esquina! No, eso nunca, que sería fomentar la mendicidad. No, para estas instituciones hay quien reserva (y no es el caso de mis amigos) una pequeñita parte de su pasta, sí, pero nada más. Sin pasarse, que tengo que viajar a Turquía para montar en globo… o hacerme el crucerito de las islas griegas para “desconectar”. ¿De qué? ¿De uno mismo? No sé.
Estoy pensando en estas bobaditas porque he recibido no pocas críticas de mis amigos por haber llevado a mi anciano perro, que cojeaba dolorido, a operarse de un tumor en su pezuña y de un quiste en sus bolsas anales a un buen hospital veterinario en donde me ofrecieron las mejores garantías. ¡Ah, cómo se han escandalizado, los muy tunos, porque, según ellos, pude haber dejado a mi perro sin estas atenciones, que total son para un PERRO y haber dado ese dinerito a la dichosa ONG o etc.! Total, mi perro es ya mayor y ha de morir indefectiblemente… -¿Es que quieres más al perro que a las personas? Me decían. -¿Pero qué tiene que ver! Digo. Yo casi nunca viajo, en parte, porque no tengo tantas pelas y por otra, porque desconecto de maravilla en casa o en el parque –con mi perro-, también hay algo de pereza… y desinterés, pues todos los lugares en el fondo me parecen el mismo. Aquí no desparramo, pero si me perro necesita cura, pues hay que curarlo.
Dice C. S. Lewis que “todo lo que el hombre hace al animal es un ejercicio o un abuso sacrílego de una autoridad poseída por derecho divino." Dejarlo enfermo sería ese abuso, tenga la edad que tenga.
Otra cosa es que le hubieran diagnosticado una enfermedad terminal y de inmediato desenlace. Pero no ha sido así. Si el perro puede vivir 2 ó 3 años más y feliz, pues que viva. Es incuestionable.
Voy a dejar aquí una cita de Aristóteles, (Política I,v, 5.,) con la que abre Lewis el capítulo del dolor animal, en su libro “El Problema del Dolor”, editado por Rialp,
que recomiendo vivamente leer, no ya tanto por lo que dice sobre los animales, que es muy interesante, sino porque merece la pena conocer su interpretación de esa realidad misteriosa que es el dolor humano.
Y aquí va la cita: “Hemos de estudiar lo natural en los seres que se mantienen fieles a su naturaleza y no en los corrompidos”.

1 comentario:

Angi Burt dijo...

¿Y cómo ha quedado? ¿Se ha recuperado ya?