domingo, 17 de febrero de 2008

CUARESMA

Hoy me es imposible escribir ni una palabra. Vayamos al silencio o al poema.

¡Si me llamaras, sí; si me llamaras!
Lo dejaría todo, todo lo tiraría:
los precios, los catálogos, el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches, los telegramas viejos y un amor.
Tú, que no eres mi amor, ¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz: telescopios abajo,
desde la estrella, por espejos, por túneles,
por los años bisiestos puede venir
. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca desde la voz que dice: «No te vayas».

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