miércoles, 13 de enero de 2010

Si hoy no le ves

La vida está en el instante. Únicamente en él podemos experimentar a Dios. "Crees que verás a Dios y su luz. Necio, nunca le verás si hoy no le ves." (Angelus Silesius)
Pero ¿cómo es este camino? Desde luego, no tiene nada que ver con un comportamiento elitista.

No son míos los días que el tiempo me quitó.
No son míos los días que aún están por venir.
El instante es mío, y si presto atención a él,
mío será aquel que hizo el tiempo y la eternidad.

(Andreas Gryphius)

Y un texto del sánscrito dice:

¡Presta atención a este día, pues es la vida, la vida de toda vida!
El ayer no es nada más que un sueño
y el mañana tan sólo una visión;
el hoy, sin embargo, bien vivido,
convierte todo ayer en un sueño lleno de dicha
y todo mañana en una visión llena de esperanza.
Por eso, ¡presta atención a este día!

Dios está en el andar, en el estar de pie, en el limpiar, en el cocinar, en la lectura, en el escuchar música, etc. Dicho así, parece hasta de mal gusto. Pero si decimos: la vida consiste en andar, en estar de pie, en limpiar, en cocinar, en leer, en escuchar música, etc., entonces resulta aceptable.
Pero, ¿en qué consiste la diferencia entre Dios y Vida?

3 comentarios:

Enrique Arias Valencia dijo...

Muy bella la reflexión Dyas. A veces me parece que lo que tiene de cierto la religión está en el panteísmo.

¡Saludos!

Dyas dijo...

Ah, pues no, no, no me refiero al panteísmo, quietismo, animismo, gnosticismo, antroposofía, teosofía ni Christian Science, nada de eso, solamente me refiero a que vivir, bien vivida, nuestra vida en el aquí y ahora es un acto santo. Que, después de todo, el sacramento del momento presente es “vivir en la voluntad de Dios”.
Considerando que el ser humano es un “homo religiosus”, lo divino es su ser más profundo y él tiende hacía allí, lo sepa o no. Pero, claro, será más dichoso si lo sabe, es decir, si “despierta”… ¡prestando mucha atención a cada día!

Ana María dijo...

Sobra la aclaración: que Dios esté en el planchar, pescar, jugar al fútbol, etc., no significa que Él sea la plancha, la caña y el balón, etc., ni que el mundo y Dios sean lo mismo.