
Esto quiere decir que esta finalidad, que es la única meta de la Humanidad, será lógicamente realizada tanto por los que han nacido cristianos, como por los budistas, musulmanes y demás creyentes pertenecientes a todas las religiones del mundo.
Lo que importa es saber que muchos de ellos serán salvados. Y esta es la feliz noticia.
Otra feliz noticia es la que he leído en mi blog de referencia, que uno de los arzobispos ortodoxos de Moscú parece estar dispuesto de manera positiva a colaborar en el proceso de unión de las dos Iglesias, ortodoxa-católica y que una de las prioridades de Benedicto XVI es la unidad… (“Para que todos sean uno”, San Juan, 17:21) Por ella rogamos todos, tanto en Misa como en nuestras oraciones privadas. Pero hay personas con las que hablo casi a diario que no acaban de entender lo que pueda significar “unión de las Iglesias” , así que se preguntan: “pero eso… ¡sería la Mega-Iglesia, un Estado Ecuménico Supercristiano?” Más globalización, ¡lo que nos faltaba!
Opinan, porque hoy día es así y todos pretendemos saber guisar aunque no sepamos freír un huevo, que tal unión no tendría ningún valor espiritual, ya que el mundo de ahora no necesita de una nueva superpotencia terrenal, sino de una Iglesia cristiana “en manos de Dios”, de la fe, de la esperanza y del amor, de tal manera que se ve preferible orar y luchar por un renacimiento espiritual interior para cada Iglesia, aparte de ser, como ya digo, bastante impreciso la unión de las mismas en relación con las necesidades espirituales de la Humanidad y amén de que todas las Iglesias se enfrentan hoy con problemas internos de gravedad y estén como absorbidas en su resolución, con lo cual, la “unión” se sabe como a años luz… hasta por el más ingenuo.
Y tampoco tengo mucha luz sobre esto, bueno, no mucha, ¡cero idea!, pero me da por pensar, junto con algunas almas más o menos “ortodoxas”, que el cristianismo del futuro será constituido como una agrupación de élites y que en muchos países solamente habrá unas élites cristianas, que no andarán acongojadas ni acomplejadas por el hecho de ser un grupo, porque se darán cuenta de que la más sublime y misteriosa comprensión del mundo y del hombre será un fuego minoritario.