jueves, 15 de octubre de 2009

Vigilia


Sosteniéndolo todo está el amor. Esto no se ve, aunque se intuye. Estoy pensando en un par de amigas de la infancia que han sufrido los estragos del “love”. La primera está separada, con tres hijos, se casó superenamorada, según cree, y tras los primeros años de bienestar y feliz matrimonio empezaron los problemas hasta llegar a divorciarse. Nunca se recuperó de esa separación; él, sí, pues convive con otra, pero ella, ¡ay!, es un mar de lamentaciones, pasas un rato a su lado y cualquier conversación deriva indefectiblemente hacia su ex, que si hacía esto, que si hacía lo otro, que decía aquello, que fue tan malo… Cuenta y no acaba sobre sus años de infeliz casada y repite sin cesar las mismas historias, porque, claro, está tan absorta en su experiencia que ni se da cuenta de que siempre habla de lo mismo. Lo necesitará. Y ya lleva 14 años en esta tesitura. Me pega que de ahí no saldrá. Vive para hablarnos de su ex.
La otra amiga, lo mismo, pero ésta refiriéndose siempre a su vida consagrada, fue monja, permanece soltera y tampoco cesa de relatar sobre sus años perdidos, podridos en el convento; que si qué mal estuvo, que si qué malas eran sus compañeras, que si cuánta hipocresía y cuánto cinismo había tras esos muros conventuales, qué faenas le hacían, en fin, ha perdido la fe, cosa que lamento muchísimo, pero quizás no tanto como que no tenga recato alguno en repetírmelo con todo lujo de detalles, a mí, que nada puedo hacer, salvo rezar, y si bien considero que la amistad está para esto, para soportarlo todo y para com-padecerse mutuamente, si así lo requiere la ocasión, es un agobio ver cómo una persona está hundida en su propia película sin dar ni un paso para salir de “su cine”. Habría que vivir de otra manera, olvidándose un poco de los fracasos. Eso pienso. Pero a lo que iba, que el amor a veces deja a las almas muy tocadas y sin aparente salvación. Claro que hay quien opina que el amor, si no dura toda la vida, no es amor, sino una apariencia del mismo.
Ya, ¡ostras!, ¡pero menuda apariencia! Puñetera apariencia que enajena a ¿tantos? No lo sé. Porque también tengo amistades que habiendo pasado por similares circunstancias lo asumieron mejor. La pregunta del millón sería: ¿es el amor un fenómeno estable?
Me temo lo peor.

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